"No me extraña que nunca consiguiéramos ponernos en igualdad ...mi gente y su gente (los blancos). Todo el tiempo estaban irritados el uno con el otro y entre nosotros creció mucho odio. Era inevitable, porque mi gente tenía gran orgullo y humor. El suyo tenía nervios y querían disparar a aquellos que se reían de ellos. Todavía encuentro a la gente blanca muy divertida. Tengo que reírme de usted porque usted nunca se relaja. Cada palabra en usted está cerrada o muy lejos. Le gusta aporrear el sentido de todo para encajar su propia estupidez. Le va bien para no aparentar ser tan frágil."

La Mujer de Medicina Cree, Agnes Whistling Elk, "El Vuelo de la Séptima Luna"

jueves, 2 de septiembre de 2010

Sin piedras no hay paraíso

Hay que estar loco para irse a la playa a cocer como una gamba, o para hacer turismo de monumento en monumento, todo el día con la cara detrás de un cámara de fotos que servirá para demostrar que se estuvo en ese lugar, y justificar así el tremendo gasto que me ha supuesto este viaje.
Sin piedras no hay vacaciones, ya sean pequeñas, medianas o enormes.
Escalar es la forma de viajar y de vivir libre, y quien no lo experimenta no entiende el mundo que le rodea. Tan sólo es una oveja más.
Hay que entender el placer que supone que tu pasión te arrastre lejos de todo lo demás. Es mi vía de escape a los problemas cotidianos.

Tienes una tarde, cuatro días o el tiempo que sea, y sientes la necesidad, el impulso irreprimible de ir a escalar. Porque mi tiempo libre es para escalar, porque hay que escalar. No importan si estoy lesionado, si tendré bronca con la parienta, si tengo trabajo que hacer, o si he dejado de ver a mis viejos amigos (esos pobres que ya no escalan o nunca lo han hecho), no importa nada, yo necesito escalar. No lo puedo dejar, lo necesito. Y si lo dejo seré como los demás, y necesitaré volver a escalar, y entonces habré perdido la forma física y tendré que arrastrarme por donde antes volaba. Los proyectos me quedarán demasiado grandes, perderé la motivación, y ya no podré disfrutar de esos momentos de deseo, de preocupación, de obsesión por la vía que estoy a punto de hacer.

En definitiva, no importa que la escalada deteriore mi salud o la relación con mi pareja.
No importa si para escalar tengo que ser negligente con mis responsabilidades cotidianas, o si me impide socializar con mis viejos amigos o incluso con mi familia. No importa si estoy de mal humor, triste o preocupado por culpa del proyecto. No importa si la escalada consume mis pensamientos. No importa que sea mi única motivación, o al menos mi única motivación lúdica. Las consecuencias negativas de la escalada, no importan.

¿O sí?. A mi sí me importan.

Todo esto puede parecer una visión pesimista de la escalada, pero esta claro que esta pasión tiene un lado oscuro, obsesivo y adictivo. (Cambiando en el texto la palabra escalar, por jugar a las tragaperras, quizás se entienda un poco mejor lo que quiero decir, aunque sea una comparación excesiva).
Te invito a dejar de escalar unas semanas o a dedicarle menos tiempo, no por obligación, sino por placer. Viaja, sal de fiesta, pasa el día con la familia, túmbate en la playa…

Juega y diviértete de otras formas.

                                       ¿Te atreves?


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5 comentarios:

  1. Cualquier extremo en la dirección o sentido que sea, para mí, no es bueno.

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  2. La escalada forma parte de la vida, de nuestra vida; y si la aprovechas acabarás conociéndote mejor a ti mismo...; y si lo consigues el conocerte mejor te ayudará a entender tambien mejor a los demas...

    Muy buen reflexión filósofo....

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  3. Mola poder poner el ansia en "stand by",y seguir motivado por lo que le aporte a cada uno.Una reflexión muy sincera.Apertas meu

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